Se estima que a diario, cada uno de nosotros está expuesto a un promedio de 2500 sustancias químicas tóxicas. Consumimos alimentos de forma cotidiana y usamos productos de cuidado personal que contienen, entre otros muchos componentes «controvertidos», parabenos.
Los parabenos son productos químicos que determinados estudios han relacionado con el desarrollo de tumores. Te contamos más sobre ello, sobre otras de sus posibles contraindicaciones en el organismo, y te mostramos qué alternativas naturales existen.
Los parabenos son ésteres del ácido p-hidroxibenzoico, o ácido para-hidroxibenzoico. De este último deriva su nombre. Hay numerosos parabenos, los más comunes son: etilparabeno, propilparabeno, metilparabeno y butilparabeno. Si bien algunos de ellos son producidos de forma sintética, otros pueden encontrarse en la naturaleza, concretamente en plantas.
En el mercado encontramos una enorme cantidad de productos alimenticios en cuya fórmula hallamos parabenos.
Muy sencillo, son esas sustancias químicas que en la etiqueta figuran como E214, E215, E216, E217, E218 y E219; códigos que la Unión Europea asigna a estos aditivos alimentarios.
Los parabenos y sus sales son empleados como conservantes de alimentos, por sus propiedades bactericidas y fungicidas. Se usan para la protección y el aumento de la vida útil de derivados cárnicos, conservas vegetales, productos de gran contenido graso, mariscos en conserva, repostería, salsas y aderezos, jugos, refrescos, entre otros.
Son compuestos muy utilizados asimismo en la industria cosmética y farmacéutica para evitar el deterioro y prolongar la vida comercial de los productos, inhibiendo el desarrollo de microorganismos y evitando la contaminación microbiológica (bacterias y mohos).
Así, no solo encontramos parabenos y otros conservantes autorizados en champús sino también en geles de baño, cremas, sérums y lociones hidratantes, desodorantes, dentífricos, autobronceadores, lubricantes íntimos o medicamentos tópicos.
Por su baja toxicidad y su largo historial de uso en apariencia seguro, los parabenos se consideran inocuos cuando son consumidos por vía oral; nuestro cuerpo los elimina con relativa facilidad y rapidez, es decir, los absorbe, metaboliza y excreta, sin que lleguen a acumularse en el organismo. El problema parece derivar de su uso tópico, siendo de este modo más difícil para nuestro organismo su eliminación.
Existe mucha controversia respecto a su empleo. Ciertas organizaciones como el European Scientific Committee on Consumer Products (Comité Científico Europeo de Productos de Consumo) o The New York State Breast Cancer Network (La Red de Cáncer de Mama del Estado de Nueva York) se muestran reticentes en cuanto a su uso cotidiano ante la falta de estudios concluyentes, y se basan en el principio de precaución ante la posibilidad de riesgo grave para la salud.
Los estudios efectuados hasta el momento han tratado de arrojar luz sobre sus efectos a largo plazo —toxicidad por acumulación—. Estas han sido las líneas de investigación:
Un pequeño porcentaje de la población es alérgica a los parabenos. Su uso en estos casos puede provocar reacciones de hipersensibilidad inmediatas como irritación de la piel, dermatitis de contacto y rosácea —enfermedad inflamatoria crónica de la piel que afecta a la parte central de la cara, esto es, mejillas, nariz, frente y mentón; y que se manifiesta con rubor frecuente o enrojecimiento—.
Determinadas investigaciones asocian los parabenos con el aumento general de casos de cáncer de mama. En un estudio se analizaron muestras de 20 tumores de mama, encontrándose altas concentraciones de parabenos en 18 de ellas, y concluyendo que estos procedían de su aplicación por vía dérmica, concretamente de desodorantes o espráis para las axilas. Los parabenos pueden simular, imitar la acción, de los estrógenos (hormonas sexuales), conocidos por contribuir al desarrollo del cáncer de mama.
Otras investigaciones han revelado que el metilparabeno podría tener efectos nocivos en la piel humana cuando se expone a la luz solar, involucrando la carcinogénesis.
A la hora de elegir un producto cosmético deberíamos por tanto tener presente estos dos hechos:
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Bien en herboristerías y tiendas de alimentación ecológica, bien a través de Internet, puedes encontrar multitud de productos cosméticos naturales que no utilizan parabenos como conservantes, habiéndose sustituido estos por otras sustancias menos «problemáticas». Un ejemplo son los champús naturales sin parabenos en su composición.
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