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La piel es el mayor órgano de nuestro cuerpo, el más extenso; actúa como una barrera protectora aislando y protegiendo nuestro organismo del exterior. Y, al igual que los otros órganos, requiere nutrientes para su buen funcionamiento.

Te numeramos cinco vitaminas para la piel, cinco micronutrientes que nuestro cutis precisa para mantenerse saludable y bonito. Y te decimos qué alimentos u otras fuentes naturales las aportan.

La piel: estructura y requerimientos

La principal función de nuestra piel es la de actuar como una barrera contra las inclemencias del medioambiente. Su estructura así lo refleja; se compone de dos capas básicas:

  • la capa epidérmica externa (epidermis), compuesta en un 80-90 % por unas células llamadas queratinocitos —contienen queratina, una proteína dura— y que proporciona la mencionada función de barrera, y
  • la capa dérmica interna (dermis), que asegura la fuerza, la elasticidad y brinda soporte nutricional a la anterior.

Las vitaminas son micronutrientes necesarios para el buen funcionamiento de nuestro cuerpo, incluida la piel. Pero déficits en la dieta, enfermedades crónicas, determinadas patologías… pueden estar provocando que nuestro «órgano protector» no reciba todas las que requiere.

Las siguientes son vitaminas indispensables para la salud de la piel y algunas de sus fuentes naturales.

5 vitaminas para tu piel

Son vitaminas cosméticas (fuente):

Vitamina A

Es un grupo de compuestos que incluye retinoides, como el retinol, y varios carotenoides. Activa los genes y diferencia los queratinocitos, células inmaduras, en células epidérmicas maduras (artículo). Lo cual mantiene la salud normal de la piel.

Es un antioxidante cutáneo, y como tal, evita el envejecimiento prematuro de la piel (referencia). Asimismo, se investiga la terapia con retinoides para el tratamiento de enfermedades dermatológicas.

  • Fuentes dietéticas de vitamina A: contienen cantidades importantes de esta vitamina el aceite de hígado de bacalao, el hígado —de carne y de pescado—, el ghee (mantequilla clarificada), los boniatos y las zanahorias.

Vitamina B3 (niacina)

Además de prevenir la pelagra, una enfermedad ocasionada por la deficiencia dietética de vitamina B3 —o del aminoácido triptófano— (estudio), hay indicios de que puede usarse para tratar el acné en pieles grasas, el melasma, la dermatitis y la rosácea, así como para prevenir el cáncer de piel (revisión, revisión, estudio).

También mejora la apariencia de la piel en cuanto a arrugas, coloraciónamarillenta y elasticidad (estudio, revisión).

  • Fuentes dietéticas de vitamina B3: café, levadura, cacahuetes, carne (principalmente aves y conejo) y pescado (sobre todo atún, caballa, salmón y sardina). Leche —y derivados—, avena, huevos o aguacate son fuentes de triptófano.

Vitamina C (ácido ascórbico)

Estimula la síntesis de colágeno (proteína y componente más abundante de la piel) y ayuda en la protección antioxidante contra el fotodaño inducido por los rayos UV (revisión).

Se ha informado de su utilidad para tratar enfermedades de la piel: dermatitis atópica, melanoma maligno y herpes zóster, entre otras. La vitamina C «tiene una amplia gama de aplicaciones clínicas, desde antienvejecimiento y antipigmentario hasta fotoprotector», concluye esta revisión de estudios.

  • Fuentes dietéticas de vitamina C: escaramujo, guayabas, grosellas, guindillas, perejil, kiwi, uvas y cítricos.
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Vitamina D

Existen dos formas: la vitamina D2 (o ergocalciferol) y la vitamina D3 (colecalciferol). Es de gran importancia para el tratamiento de enfermedades inflamatorias como la psoriasis (estudio, estudio), y de lesiones por quemaduras (estudio).

Nuestra piel realiza cinco funciones básicas: protección, sensibilidad (tacto, frío, calor, presión, dolor), termorregulación (mantenimiento de la temperatura corporal), absorción y excreción de sustancias, y síntesis de vitamina D. Es decir, la propia piel sintetiza vitamina D —aprox. el 90 % de la que necesitamos— en un proceso que requiere la presencia de rayos UV procedentes de la luz solar.

La otra vía para obtenerla es la ingesta de alimentos.

  • Fuentes dietéticas de vitamina D: aceite de hígado de bacalao y pescados azules como atún, salmón, caballa o sardinas.

Nota: la exposición prolongada al sol es perjudicial. Pero también lo es, y mucho, su falta; te lo contamos en este otro post del blog.

Vitamina E

La «vitamina antienvejecimiento». Protege las células de la piel del daño oxidativo inducido por los radicales y la radiación UV (artículo, artículo, estudio). Estabiliza la barrera cutánea, previniendo o disminuyendo la gravedad de trastornos y lesiones en la piel (estudio, revisión, revisión).

Las vitaminas C y E combinadas reducen la reacción de quemaduras solares, lo que disminuye el riesgo de secuelas posteriores por los rayos UV (estudio). Y junto con el ácido carnósico, un producto natural presente en el romero y la salvia, muestran potencial fotoprotector (estudio).

  • Fuentes dietéticas de vitamina E: alimentos de origen vegetal como brócoli o espinacas —hoja verde—, aceite de oliva, semillas como soja o sésamo y frutos secos (almendras, nueces, avellanas). También alimentos de origen animal como el huevo (yema).

Autora Elisabeth Lahoz

Además de proveerla de las vitaminas que necesita, hidrata y nutre tu piel a diario. Si la expones al sol —con moderación—, la loción Propol-mel es un aftersun natural que te ayudará a prevenir el fotoenvejecimiento; el karité, presente también en la crema facial y la de manos y pies, actúa como un filtro solar natural.

Nuestras cremas y el ungüento contienen asimismo aceite esencial de romero, aceites de oliva y de almendras, entre muchos otros ingredientes naturales con los que cuidar y mantener tu piel perfecta todo el año.

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